domingo, 7 de diciembre de 2008

MEDITACIONES Y REFLEXIONES

Un enemigo silencioso

Vivimos tiempos en que nuestra sociedad parece destruirse a pasos agigantados, donde las emociones negativas gobiernan nuestras relaciones interpersonales.
La semana pasada, me quedé perpleja ante la contestación de una persona que se derramó en lisuras e insultos por el hecho de haberme equivocado al marcar un número de teléfono. Otro día me tocó escuchar accidentalmente a un papá destruyendo verbalmente a su hijo, que no superaba los siete años, por haber derramado un poco de jugo sobre el asiento del carro; en fin, .no terminaríamos de contar lo que nos toca vivir día a día.
La desintegración de la cortesía es el reflejo de la falta de respeto por el ser humano y la incapacidad para controlar y expresar nuestros sentimientos correctamente.
Nuestra creatividad para relacionarnos y vivir en comunidad ha sido reemplazada por la ineptitud emocional. Es más fácil ponerme furiosa, que darle una solución creativa a la crisis; es más fácil derramarme en insultos que expresar mi inconformidad (Mis argumentos).
El maltrato emocional cuya herramienta más poderosa es la lengua, ha generado una enfermedad que hoy se expresa en la violencia colectiva.
Me pregunto: ¿qué puedo hacer para combatir este enemigo silencioso que nos destruye día a día?
Así como nos impactan sucesos como los mencionados también nos encontramos con personas que rompen con el esquema y nos ofrecen escenarios más reconfortantes.
En el edificio en que vivo me encanta encontrarme todas las mañanas con uno de los vigilantes que independientemente del humor de los inquilinos, nos sorprende con un “!Muy buenos días!” y cuando le contesto y le pregunto ¿Cómo está?, me responde con un gran entusiasmo: “¡Muy bien , gracias a Dios!” que rompe con la actitud negativa y el mal humor de muchos de ellos. Personajes como estos se convierten en instrumentos de una transformación lenta, pero efectiva de su propio entorno, pues en la gran mayoría de los casos, logra arrancar una sonrisa y los convierte en sembradores de paz.
Quiero agregar a estos pensamientos una porción del libro de los Colosenses, donde Pablo aconseja: Andad sabiamente para con los de afuera...sea vuestra palabra sazonada con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno.
¿Eres parte del maltrato emocional o estás en el grupo de los constructores de un nuevo país?
Te invito a que continúes impactando a tu pareja, tus hijos, tus vecinos, tus amigos, con un lenguaje que edifique.

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